Cuando se habla de calidad educativa, se pueden vincular a todo lo que hace parte de este proceso: estado, comunidad educativa, entorno, estándares, competencias, modelo pedagógico, proyectos y todo recurso que intervienen directamente en el sistema, además de los organismos que se encuentren sujetos. Hay que tener en cuenta, que son las instituciones educativas, las que siguen el proceso de cada estudiante y las que pueden garantizar la calidad de los mismos; con el objetivo de que todos seamos creadores de nuevas expectativas, partiendo de la tarea del educador que debe hacer un trabajo innovador; con una mentalidad de trabajo forjado a su papel comunitario de inculcar en el educando, factores de su entorno y de acercar las escuelas a las comunidades.

Hablar en nuestra institución de calidad educativa es capacitar al individuo a la convivencia social tanto en su entorno como fuera de él.

De igual forma, los logros impregnados para cumplir con los objetivos del currículo son de sustancial importancia, lo cual se debe fundamentar, teniendo en cuenta las condiciones personales, locales, regionales, institucionales y culturales.

Es por lo tanto, que a fuero de lo anterior planteado, se puede determinar:

• Hacer continuos cambios en la dirección del trabajo educativo.
• Fortalecer las relaciones entre: Educandos, educadores, padres de familia y directivos.
• La búsqueda de diálogos, como mecanismos transitorios a dar salida a los conflictos.
• Que el educador con trabajos selectivos, logre concientizar al estudiante, para que se comprometa más con su calidad de educando.
• Los materiales y forma de presentarlos a los estudiantes, sean con el lleno de los fundamentos teóricos; amoldados a la pedagogía y conceptos modernos que se puedan experimentar y renovar pensando siempre en un conocimiento significativo que sirva a nuestra institución como proyección de ella hacia la comunidad.